Debemos convencernos de la necesidad de
instaurar de manera inmediata un nuevo sistema económico; solamente
cambiando el modelo de producción capitalista -el que tenemos inoculado
hasta los tuétanos- en nuestra sociedad, podremos cambiar la conciencia
del individuo, sembrando el germen del hombre nuevo, el hombre del
futuro diría el Che Guevara.
Es decir, transformar nuestro sistema
económico es la única vía para la construcción del Socialismo. No
podemos pretender radicalizar una revolución con las “bondades” del
rentismo petrolero. Así será imposible encontrar el camino adecuado para
suprimir la democracia liberal burguesa de nuestras fronteras.
Por otro lado, no sólo se trata de
aumentar la producción agrícola, pecuaria e industrial; es en definitiva
la conceptualización e implementación de formas económicas nuevas,
creadas específicamente, en base a las características sociales y
culturales de nuestro país.
Nuevas políticas económicas, que en un
corto tiempo, logren darnos nuevamente -sólo en revolución ha sido
posible- a todos los venezolanos las condiciones básicas e
indispensables de sustento; logrando en un mediano plazo la
independencia productiva sostenible tan anhelada.
Uno de los mitos más extendidos en
nuestras filas es que la corrupción es culpable de nuestras desviaciones
económicas. Nada más alejado de la verdad, la corrupción, la falta de
moral y ética, la ineficiencia, la delincuencia y “el desgobierno”, son
los síntomas de la decadencia del sistema en que nos encontramos: es el
punto final o el punto y seguido; es decir, la oportunidad para
enterrar el viejo sistema, o ser testigos de una mutación mucho peor.
Lo que suceda en el futuro, dependerá de nuestra actitud frente al
aspecto económico de la nación.
Propongo un sistema económico donde
centralicemos (si es necesario nacionalizar) las empresas estratégicas
para el subsistir del Estados, y entreguemos al Poder Popular organizado
(en su totalidad) las Unidades de Producción Social – las mal llamadas
empresas socialistas- que no jueguen un papel fundamental en la
coyuntura actual, por ejemplo, las concesionarias, areperas, fábricas de
camiones o muebles, imprentas y pare usted de contar. Un sistema en que
la Revolución tome el control absoluto de la distribución de todos los
rubros producidos -los CLAP son vanguardia de ese proceso- por los
trabajadores del campo. Sistema donde los productores de alimentos u
otros bienes sean tratados con respeto, y admirados por todos.
La revolución se trata de transformar
las bases del mundo que conocemos; bases que están construidas por la
propiedad de los medios de producción. Cambiamos nuestro sistema
económico, y la Revolución saldrá victoriosa. ¡Cambiamos el modelo económico, cambiamos al mundo!
Por: Eduardo Pérez Viloria
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